Damos la bienvenida al 2016 reflexionando sobre cómo la comunicación, en sus diferentes vertientes, se convierte en una herramienta eficaz de cohesión interna para las empresas así como una excelente plataforma de difusión de sus productos y servicios.
En definitiva, la necesidad de comunicar, y comunicarse, es algo innato en la persona y fundamental en toda empresa moderna: tanto una pequeña organización como una empresa necesitan una correcta estrategia comunicativa para transmitir su buena gestión.
Hace tan sólo unas décadas, las compañías informaban sólo cuando existía una necesidad u obligación de hacerlo. Es decir, cuando esta información era una respuesta a una consulta de la sociedad: consejos de administración, reparto de dividendos, situaciones de crisis, etc. Y, frente a este modelo, la empresa actual busca su espacio en la sociedad, a través de la comunicación: no quiere informar sino comunicar con la sociedad de la que forma parte.
El valor de la marca ha pasado a convertirse en un activo de la empresa, que busca su espacio social a través de la comunicación, tanto hacia su público interno como externo. En este sentido, la empresa da a conocer su marca a través de informaciones puntuales y de interés sobre su actividad, del patrocinio de eventos, de la participación en actos de relevancia social, cultural, política y/o económica y buscando, en última instancia, que se distinga su firma entre la diversidad que se encuentran en el mercado.
Sin embargo, este necesario interés por comunicar puede ser contraproducente para las empresas que, al darse a conocer, no sepan marcar el camino de una adecuada política de comunicación. Hay que establecer una ruta clara y por supuesto, cumplir una premisa básica: siempre se debe ser transparente y seguir una línea coherente de objetivos marcada conjuntamente con la dirección de la compañía.
Hay que sentarse a pensar y planificar en torno a las principales claves del desarrollo de una política de comunicación adecuada para la empresa. En ella intervienen factores como: elección y tratamiento profesional de la información que emana de la empresa; planificación adecuada de las acciones a realizar; participación de los diferentes departamentos (en especial, de gerencia) y en la coherencia con el plan de marketing y la estrategia corporativa. En definitiva, no podemos dejarnos llevar por las prisas o el afán de “comunicar por comunicar” hay que tener un plan a largo plazo y con él en la mano, trabajar el día a día.
Greased Lightning